Siempre he sentido curiosidad por la reacción de los hombres ante la lencería, ellos a veces suelen ver las cosas diferentes de como las vemos nosotras. Ya lo dice Jhon Gray en su obra, “Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus“ Cuantas veces nos hemos puesto un conjunto súper sexy con la intención más picante y tu pareja ni se ha enterado.
Pero no siempre es así. He tenido la suerte de conocer chicos que les apasiona la lencería, igual o más que a nosotras. Este es el caso de J.M, un lector de mi blog que, encantado de colaborar conmigo, nos expone su visión sobre estas prendas, que nos hacen sentir especiales cuando son bonitas…
Mi amor por la lencería por @ilovelingerie_
Comencé a desarrollar un gran interés por la lencería femenina cuando era adolescente. Por aquel entonces, ya me resultaba fascinante ver imágenes de los desfiles de los salones nacionales e internacionales de moda y recuerdo con mucho cariño los spots de televisión de la marca Princesa, posiblemente el principal referente de la ropa interior femenina en España durante las décadas de los 80 y los 90.
Mi pasión por la lencería no se debía únicamente a su innegable componente erótico, sino que desde una temprana edad empecé a interesarme por las distintos tipos de prendas, colores y texturas. Mientras que para la mayoría de hombres, una braguita es simplemente un trozo de tela, para mí es mucho más, es un objeto de devoción que dice mucho de la personalidad de la mujer que la lleva, hasta tal punto que me parece precioso que exista cierta conexión emocional entre una chica y su ropa más íntima.
La lencería ocupa un papel tan destacado en mis pensamientos cotidianos, que incluso me “preocupa” la forma de nombrar a cada una de las prendas. Por ejemplo, siempre me he sentido muy cómodo utilizando las palabras “braguita” o “braguitas” (de hecho, creo que son dos de las más bonitas del diccionario). En cambio, las palabras “braga” o “bragas”, me resultan poco femeninas para referirse a una prenda tan personal y sensual. En este sentido y aunque sea menos común su uso, encuentro deliciosa la palabra “tanguita”, y la prefiero en lugar de “tanga”. Finalmente, el término “sujetador” también me parece más apropiado que “sostén” para definir a la prenda más femenina de todas.
Para concluir este primer post, me gustaría agradecer a Isabel la oportunidad que me ha dado de colaborar con este blog y, de paso, haceros una pequeña confesión. Me resulta tan maravillosa la visión del cuerpo de una mujer bonita vistiendo lencería sexy, que incluso me da pena que se la quite…
Fotografía: Marcus Ohlsson