Mujer soltera y braga alta, ¿por qué no?

Mujer soltera y braga alta, ¿por qué no?

bragas talle alto

En un post anterior, Isabel hablaba de las bondades a nivel estético de recurrir, única y exclusivamente cuando la situación lo requiere, a una prenda aparentemente poco sensual como una braga de talle alto. O incluso, pero aún en los casos más extremos a una braga faja, o lo que es lo mismo, la combinación de dos palabras relacionadas con la lencería más temidas por las lectoras treintañeras que creían que nunca se tendrían que enfrentar al momento Bridget Jones.

Pues bien, tengo buenas noticias para todas vosotras, ya que si jugáis bien vuestras cartas con este tipo de prendas podéis sorprender, triunfar y que vuestra pareja o amante os acabe bajando las bragas con la boca en una repentina e insospechada muestra de amor por prenda más íntima. Así de fácil, básico y excitante. ¿Verdad?

Los hombres del nuevo milenio estamos acostumbrados a ver tangas, esa es la realidad. Ya sea en el gimnasio intentando sacarle algo de provecho a esas máquinas diabólicas, sentado en el banco de un parque disfrutando de los últimos rayos de sol otoñales o tomando un té verde con un cupcake (o sea una magdalena cara) en una de esas dichosas cafeterías hipster, existe un alto porcentaje de probabilidades de que una chica tenga un sutil descuido y acaba mostrando el tanga, y de paso su culo, claro. Y es que como todos sabemos cuándo una mujer se pone tanga es para disimular su ropa interior.

No es que tenga nada en contra de contemplar esta escena una y otra vez, sino todo lo contrario ya que siempre puede animarte un mal día en la oficina, pero lo cierto es que ya no te sorprende como antes. Digamos que ha perdido aquel impacto brutal, que hacía que tuvieses una erección inmediata, que en la inmensa mayoría de ocasiones no acababa siendo disfrutada por la causante de esta reacción físicamente y completamente natural. Lo siento si no erais conscientes de que lleváis años causando este efecto en vuestro jefe, pero así es la vida.

En el arte de la seducción es más importante sugerir que mostrar y el hecho de vestir una elegante braga que cubra algo más de lo habitual, despertará la curiosidad de tu amante y el interés por seguir descubriendo el cuerpo de aquella mujer segura de sí misma, ausente de complejos y extremadamente sexy. Y además, te permitirá disimular aquellos defectillos que seguro él encontrará encantadores.

Es por ello que cuando aquella encantadora mujer deja caer su vestido al suelo y compruebas que previamente había visitado Flanes & Fresones y luce una braga alta de color negro con encajes y transparencias, a juego con el sujetador, así como unas medias y perversos zapatos de tacón, muy probablemente sucederá lo que comenté en el segundo párrafo, que al fin y al cabo era lo que deseabas. Bueno, en mi caso igual me daría pena despojar a mi reina de su segunda piel, pero no siempre te encontrarás con un hombre fetichista de la lencería. Eso sí, la braga faja resérvala para cuando ya hayas conseguido que friegue los platos, entonces ya no podrá escaparse.

Texto de mi fiel seguidor J.M

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