La oferta es más que tentadora. Un pack de tres bragas básicas de color negro por tan sólo 11,99 euros. Cómodas, prácticas y económicas. Ideales para todo: para el día a día en el trabajo, para estar cómodamente en casa, para dormir a pierna suelta, para los días especiales del mes… Bueno, para todo menos para una cosa: para encender la llama de la pasión de tu pareja y acabar la noche gimiendo para envidia cochina de tus vecinos. No debes sucumbir a la oferta y lo sabes.
Y sin embargo lo haces. Contenta y feliz de camino de casa pensando en el dinerito que vas a ahorrarte a partir de ahora. ¿Para qué gastarte entre 40 y 50 euros en una braguita cuando puedes conseguir, por ese mismo precio, ni más ni menos que diez bragas? Al fin y al cabo, estás felizmente casada y no necesitas estar irresistible para seducir a tu hombre. Él nunca se ha fijado demasiado en tu lencería.
Lo siento pero estás equivocada querida amiga. Cuando un hombre está pensando en poner a su mujer mirando a Cuenca y su soldadito está listo para entrar en acción, no resulta lo más masculino del mundo decirle a su amada: cariño, me encantan tus braguitas sexys, es un placer desnudarte y descubrir estas d tan lindas. Pero es la verdad, la mayoría de los hombres distinguimos entre una braga y una braguita. Y yo, aún más.
Atrás han quedado los días en que a tu marido se le ponía una sonrisa de oreja a oreja cuando le decías que ibas a comprarte ropa interior. Y es que ya se sabe, empiezas un día comprándote un inocente pack de tres bragas, y acabas con el cajón de las delicias (o sea, con el cajón de las braguitas cuquis) repleto de bragas básicas de color negro. O lo que es todavía peor, de color carne.
Fotos: Aubade
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